Una noticia me sorprendió esta semana en la radio. Un lote de 96 mil condones debería ser retirado del mercado por presentar “fisuras, orificios y filtraciones”. ¡Hágame el favor”. Una filtración en un condón es como un hermano visitando presos en la Picota o un secretario de seguridad investigado por vínculos con la Oficina de Envigado.
Según el diario Portafolio “se estima que en Colombia se venden unos 300 millones de condones al año y que el gasto per cápita es cercano a los $17.000, es decir que en promedio cada colombiano compra unos 8 condones al año en el país, una cifra realmente baja si se tiene en cuenta que en parejas sexualmente estables, una mujer puede tener 83 relaciones sexuales en los doce meses del año, mientras que el promedio de encuentros sexuales de un hombre es de 103”.
El amor no se condena. Si acaso se encondona
Yo no es que sea promiscua, pero tampoco soy una santa y aunque me he moderado con el paso de los año, creo firmemente que como dice García Márquez, “polvo que no se echa, es polvo que se pierde irremediablemente”. Por eso, desde que salió la noticia, no dejo de pensar si alguno de los condones Today del lote 2106572316, me tocó en mala suerte en la pasada Semana Santa, lo que sería algo así como la versión moderna de que el que hacía el amor en Viernes Santo se volvía pescado o se quedaba pegado, como decían las mamás.
Cuánta rabia nos hubiéramos ahorrado si no se hubiera roto tanto condón.
Viendo también tantas cosas que pasan por acá, tanto político imaginando sus maldades, tanto corrupto haciendo de las suyas, tanto maloso que anda suelto, me he puesto a pensar el dolor y la rabia que nos hubiéramos ahorrado, si los papás- los de ellos- no tuvieron también la mala suerte de unos “today” en mal estado.
La mala fortuna no es que gane uno o gane el otro, que quede Petro o siga Uribe en cuerpo ajeno. La verdadera ruleta rusa es saber cuántos de esos Today se vendieron en moteles, droguerías o en las cajas del D1.Yo estoy temblando.