El amigo que no conocí

Se acaba de morir un amigo que nunca conocí. Fue hace muchos años cuando pude ver en el viejo televisor de tubos de mi casa, un documental de la Transtel en blanco y negro y desde ese momento esa voz me quedó grabada para siempre.

Hablaba de los panzer alemanes, de Prusia, de algunos mariscales de antes de la guerra, pero a mí solamente me interesaba lo que hacía el “Bombardero” Muller, el “Gato” Maier o el “Kaiser” Beckenbauer. Yo ya amaba el fútbol por Pelé, pero conocer a Andrés Salcedo, me voló la cabeza para siempre.

 

Salcedo era un genio incomprendido, que con su forma de narrar y de contar marcó a una generación

Era un tipo que amaba los silencios, que sabía el valor de los mutismos. Como un viejo sabio, hilaba las ideas con el juego, las gambetas con la historia, las patadas azarosas con los libros, el sudor con la filosofía para crear retratos poderosos de un gol en cancha ajena.

Nunca ganó un nobel, pero un tipo que haya apodado a otro como “Migajita” Littbarski o “Caperucita Roja” Rummenige, o “Mateito” Matthaeus, o “Pata de Palo” Hotsmein , o “el Espía que vino del frío” Nachtweih , o “Alambrito” Fankelmayer,o el “Policía” Kunz, o “Cien Mil Volteos” Reuter u “Ojitos” Augenthaler, bien lo hubiera merecido.

Andrés Salcedo hizo su carrera en Alemania, pero tuvo un largo recorrido en la radio y la televisión colombiana

En parte, gracias a Salcedo, soy un poco lo que soy y lo que escribo. Su voz y sus apodos algo, en alguna parte de mi alma me movieron y por eso, hoy lo recuerdo con cariño. Y lo he estado llorando de a poquitos..

Mauricio Lievano

“Me gustan los juegos de palabras. En realidad más los juegos que las palabras”. Fundador de Atardescentes

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