Ellas, ellos y elles

Yo no he terminado por saber si tengo un problema grave de identidad o es al contrario. Cada vez que veo y oigo las discusiones acerca del lenguaje inclusivo, me entra un noseque porque de alguna manera creo que ambas posiciones ( los que lo rechazan y los que lo piden) tienen razones de peso.

 

Yo en realidad no me veo hablando de ellas y ellos y menos de elles, no porque crea que se absurdo, no porque crea que no sea un paso, no porque dude ni un segundo que la mujer antes y las nuevas formas de asumir la sexualidad y de entender el mundo de hoy, han sido condenadas al ostracismo por una sociedad patriarcal, machista, clasista y sexista, por decir lo menos.

 

Yo no he terminado por saber si tengo un problema grave de identidad o es al contrario.

 

Pienso también, que de alguna manera nuestra sociedad ha avanzado en ese tema y con todos sus defectos y todas sus carencias, cada día más son las voces que han logrado hacerse oír. Falta, obvio, pero que heterosexuales como yo, hablen del tema, es un avance.

Que algunos hombres dicen muchas tonterías, no me cabe ninguna duda, al igual que las mujeres que también decimos boberías. Por eso, desde mi precario feminismo pero también desde mi abundante femineidad, reivindico mi lado masculino, porque entiendo que mis derechos no nacen de precarizar los de los otros. He corrido con suerte, sin duda. Mi papá, machista tímido, pero machista al fin y al cabo, no lo fue por elección y tal vez no tuvo la educación o la visión de echar por la borda, años y años de esa tradición. Sin embargo, tampoco me impidió crecer libre y espontánea. Con mis parejas también me ha ido bien. Hoy estoy sola, pero no porque las personas con las que he estado hayan sido unos cafres, sino porque un día dejamos de elegirnos y aún hoy y a pesar de la distancia, nos seguimos respetando.

 

Desde mi femineidad reivindico mi lado masculino, sin pena, sin complejos

 

No quiero ignorar el machismo, ni mucho menos, pero he optado por ver el lado bueno de los hombres, que más que hombres son seres humanos, con una historia, con unos sueños, con unos miedos que cada cual carga con gracia o con dolor y eso no los hace malas personas. Tampoco buenas. Son, así como yo también soy, con mi historia, con mis sueños, con mis miedos.

 

Soy pro aborto, pro eutanasia, pro matrimonio igualitario, pro feminista, pro nuevas masculinidades, lo que en últimas no tengo claro donde me sitúa. Por eso, como dice Rubén Blades, “ni soy de derecha ni soy de izquierda y el que me quiera ubicar, que me ubique donde le de la gana”

Flore Manfrendi

Ecléctica y bizarra. Codirectora y bloguera

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