La tusa es como la política y la economía. Todos creen tener la respuesta, todos tienen una opinión, todos se sienten con derecho a dar su veredicto, a sentar cátedra, a decir su fórmula. Pero yo sí les pido un gran favor. En mi caso, ¡no me jodan !.
Sólo hablo de las tusas que me pasan y no de las de los demás porque no sé. Entiendo claramente que muchos me dicen y aconsejan porque quieren lo mejor. Gracias. A veces, incluso pido la opinión de alguien cercano. Gracias. Pero en general mis tusas, las paso en soledad y a palo seco.
Lloro y lloro mucho porque siempre que me enamoro lo doy todo, lo entrego todo y lo espero todo. Soy consciente que nada es para siempre, que todo es temporal, pero no por eso me deja de doler.
De la tusa todo el mundo cree saber al igual que de la política y la economía
En cada ruptura se me va parte de la vida porque siempre es un fracaso, un sueño roto, lo que no quiere decir que no lo pueda utilizar a mi favor, como una experiencia, como un aprendizaje, como una ilustración.
Y me emputo, me emputo mucho conmigo porque siempre hay algo que he hecho o he dicho o no he hecho o no he dicho. Asumo mi parte, el pedacito que me toca y mi pareja (expareja) hará lo mismo. O no. Me aseguro de quedarme con lo bueno porque de lo malo ya tuve suficiente.
Y además bendigo a esa persona por lo que me dio, por lo que me enseñó, por la paciencia y el amor y me aseguro de guardarlo en un lugar muy especial de mis recuerdos.
Pero claro, la tusa no es un buen lugar para vivir. Es una especie de airbnb donde todo es extraño, nada nos pertenece, nada es nuestro, en fin, un lugar desde donde algún día partiremos. Sin embargo, hay unos a los que nos cuesta un poco más volver a casa para seguir hacia adelante. Tal vez porque el amor fue muy fuerte, tal vez porque aún nos quedan esperanzas o tal vez porque algo no funcione bien en la cabeza. Nadie sabe. Ni uno…