Soy argentina y me siento orgullosa. Por esas cosas del destino terminé viviendo en Colombia y soy feliz. Muchas de mis costumbres han cambiado y no siento ningún reato de conciencia.
Mi país es multiétnico y multicultural , tenemos una música poderosa, el tango y el rock argentino son lo máximo, escritores profundos e ingeniosos. Tenemos al Papa, a Messi, Maradona,Quino, Fontanarrosa, Borges, comida deliciosa, mujeres bellas y tipos con una facha maravillosa.
Nos es lo mismo el ego que la pedantería y mucho menos que la grosería
Pero sí. Tenemos un ego enorme, que hace que la mitad del planeta nos odie, no sólo por el fútbol, sino por todo en general. El ego es una característica tan aceptada de la personalidad de los argentinos que inclusive el papa Francisco bromea con el estereotipo: “Siendo argentino esperaban que me llamase Jesús II”,
El ego es la valoración excesiva de uno mismo y la verdad verdadera, los argentinos la tenemos. Para nosotros, el ego no existe o por lo menos no de la manera en que lo ve el mundo entero. Como pueblo, hemos sufrido dictaduras, quiebras y fracasos y por eso, lo que ganamos, lo que tenemos y los triunfos que alcanzamos, nos llenan de orgullo y lo decimos sin pena alguna.
El ego es la valoración excesiva de uno mismo
Sin embargo, algo va del ego a la pedantería y de eso, también tenemos mucho. Nos damos aires de superioridad, de fantochería y presunción, de petulancia y pedantería que empuja al mundo a odiarnos. Tipos como el tal Dibu Martínez son su mejor resumen. Por eso los demás nos tenemos que comer esa factura, como tal vez les pasa a los colombianos con la fama de narcos y malandros y pues no, no todos los argentinos somos agrandados o estirados.
No somos ni tanto, ni tan poquito.Que un hablador y fantoche nos haga quedar mal cada vez que juega y habla no parece justo con el resto de argentinos, pero no hay tiempo de llorar porque es una fama bien ganada y que hemos logrado con el tiempo
Del ego de los colombianos, hablamos después…