Iniciar una guerra

Si usted quiere pasar a la historia como el causante de una nueva guerra mundial, intente dejar levantada  la tapa del retrete, inodoro, taza, excusado, letrina, mingitorio o como quiera que se le conozca, porque el nombre también podría ser motivo de una conflagración  planetaria.

 

No nos digamos mentiras. Todo hombre que haya convivido con una mujer o tenga una pareja estable ( novia, amiga con derechos, prometida y hasta moza) sabe de que estamos hablando.

 

Olvídese de cualquier cosa, menos de bajar la tapa  del inodoro

Como sea, se entiende perfectamente que a nadie le gusta ver salpicado  el bizcocho de la taza ( porque así le dicen los románticos). Nooooo, por Dios, eso es asqueroso. Sin embargo, las mujeres del común, las normalitas que triunfan, luchan, nos llenan de felicidad, hablan mal de otras mujeres, se cambian mil veces de vestido antes de salir, les encantan los zapatos, nos aman y se emputan con sus parejas día de por medio, no entienden, no procesan, no comprenden   que  muchas veces no se trata de descuido sino de mala puntería o el principio de los males en la próstata.

 

Sin embargo, muchos hombres, conscientes de lo incomodo de la situación o simplemente por instinto de supervivencia, hacen el esfuerzo de levantar la tapa, estén borrachos,  enfermos, dormidos o urgidos. Y ahí es cuando surge el otro lío. Hombres: Olvídense del cumpleaños de su suegra, no llame a su mujer cada dos horas, no recoja los platos de las mesa, incluso atrévase  a llegar  medio borracho un día, pero nunca y cuando le digo nunca es nunca, olvide bajar la tapa del retrete des pués de haberlo usado. Si por cualquier razón le pasa, prepárese para las acusaciones (porque las mujeres no preguntan, ni dicen, sino acusan): Descuidado, desconsiderado, despreocupado, tonto, ignorante, flojo, holgazán, indolente, insensible, displicente, es lo menos que nos dicen, al punto que una opción es buscarse un abogado.

La historia del retrete es tan antigua como el sedentarismo del hombre

El retrete tiene su propia cuento y es tan antiguo como el sedentarismo del hombre.La historia del inodoro comenzó en Creta, en tiempos de la civilización Minoica.Los cretenses tuvieron inodoros, completos con cisternas alimentadas por corrientes de agua, palancas que controlaban el flujo del líquido y bajantes alrededor del año 2000 AC.Otros dicen que la India, tenía retretes y un complejo sistema de drenaje al menos 500 años antes, alrededor de 2500 AC. Sin embargo, tal y como hoy lo conocemos data de 1589 y es obra de el inglés John Harrington. El diseño incluía una cisterna que también podía servir de pecera -según la descripción-, una reserva de agua en la taza y una manija para activar el mecanismo.

 

El tema es tan importante que en Nueva York crearon Facility,una publicación de nicho dedicada a los usuarios del retrete, en el que sus directores calculan pasamos más de dos mil horas de nuestra vida. Cuenta además con una guía de los restaurantes que no cobran por el uso de los baños.

 

En resumen,muchos  hombres prometen bajarles una estrella a su pareja y no bajan ni la tapa del retrete, pero el no hacerlo tampoco es motivo para el maltrato. Mujeres, por favor, partan de la buena fe  de sus maridos y entiendan que si la tapa se quedó levantada es porque detrás estuvo la mano de un hombre considerado que prefirió subirla antes que correr el riesgo de dejarla salpicada. Acúsenlos de olvidadizos, despistados, distraídos, tarambanas, ligeros, confundidos atolondrados, aturdidos, pero no de negligentes, que para iniciar una guerra, tenemos las redes sociales

 

Mauricio Liévano

“Me gustan los juegos de palabras. En realidad más los juegos que las palabras”. Fundador de Atardescentes

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