Me gustan las dos, practico las dos, pero en un caso extremo, si tuviera que elegir, me quedaría de lejos con la lealtad porque me garantiza la fidelidad, lo que no sucede si le aplico el viceversa.
La lealtad es una manera de entender el mundo ,de apropiárselo, de vivirlo y escrutarlo, mientras que la fidelidad es apenas una circunstancia mediada por el tiempo, los modos y la moda. Un fiel necesita la cercanía para ser. A un leal no le importan las distancias, ni la presencia, ni el vaho del perro guardián.
El que es fiel, mantiene, respeta, espera, juzga, cela, no mira. El leal hace eso, pero además, cuida, no ignora, honra, bendice, perdona y recuerda, porque la lealtad tiene que ver con el amor, mientras que la fidelidad está ligada íntimamente con la propiedad privada. Por eso, la fidelidad es temporal y la lealtad es vitalicia. Para los fieles es fácil olvidar, ignorar, cerrar ciclos, evolucionar. El leal, en cambio, recuerda con cariño, bendice, se queda con lo bueno.
Y es que la fidelidad tiene su tono mientras que la lealtad, tiene su armonía. La fidelidad es porque sí y la lealtad es porque todo. Una tiene que ver con la ética, es decir con los principios y la otra, con la moral, es decir con los valores. Por eso, mientras el fiel no olvida, el leal recuerda.
A lo largo de mi vida he sido medianamente fiel, pero completamente leal. Hoy, en mi atardescencia, creo ser las dos, más lo segundo que lo primero. Y también, viceversa , pero no necesito que nadie me lo certifique. Ni lo uno, ni lo otro…
Sígueme en:
Instagram: mailievano
Twitter: @mailievano