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Me río de mi, no porque no me quiera sino tal vez por todo lo contrario. Porque me arma, me remienda, me construye y me levanta. Me río de mi porque me salva de tanto veneno y tanta escoria, de tanto odio y tanta mala leche derramada. Me río de mi, porque es gratis y no necesito el permiso de nadie para hacerlo y porque al final tengo claro que toda infelicidad nace de una comparación…