Las pequeñas traiciones

Que cada quien es dueño de sus actos, de sus miedos y de sus dolores es un hecho irrefutable, pero que se ha convertido en la excusa ideal para hacer lo que nos da la gana, pasar por encima de los otros sin pensar en el daño que causamos, también.

Y es que en la vida de pareja, las promesas, grandes o pequeñas, tienen un valor incalculable, porque es precisamente sobre ellas que se construye. Y no hablo de actos notarizados o de ceremonias rimbombantes. Son ofrendas que se dan en libertad. Una promesa no es un acto pueril de niños soñadores, sino la decisión inteligente de un adulto que empeña su palabra en el diseño de una vida junto a otro.

 

 Todos somos responsables de nuestra propia vida, lo que no implica que lo que hagan los demás no nos importe

Y claro, todos podemos arrepentirnos o cambiar de opinión sobre el camino. Es un derecho. Sin embargo, decirlo a tiempo, claro y sin rodeos, es lo mínimo esperado entre dos personas que un día dijeron que se amaban.

Tener como valor de vida y repetirlo a diario como un mantra el “ no hacer nada que no me gustaría que me hicieran” y hacerlo, implica dos traiciones : a uno mismo y a las personas que confiaron. Hacerlo a conciencia, implica algún grado de voluntad deliberada de joder a los demás. Y excusas siempre habrá. Una amiga abogada me lo explicó a su manera: “Eso se parece a un homicidio. Hay de dos tipos, el culposo donde se hace el daño de forma involuntaria o el doloso donde se tiene conocimiento de lo que se está haciendo, con premeditación y alevosía. La diferencia se basa en la idea de intencionalidad”

 

Hacer algo que no me gustaría que me hicieran implica dos traiciones : a  uno mismo y a las personas que confiaron.

 

Que nadie se ha muerto por eso, que no hay nada en la vida que no se pueda perdonar, que se puede convertir ese dolor en aprendizaje, cierto, pero que la confianza se ha roto en mil pedazos y que hacerlo a una persona que nos quiere es una forma poco ortodoxa de terminar lo que existía, eso tampoco tiene duda.Los antiguos tenían una fórmula infalible: decirlo en la cara y a tiempo, no después.

Lo digo y lo sostengo: de esas pequeñas traiciones nadie sale ileso…

Elena Villalba

Me gusta el sexo oral y escrito. Bloguera especialista en la condición humana

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