Propósitos

Por esta época nos llenamos de buenas intenciones, tal vez como un efecto mágico de la mezcla de buñuelos y natilla. Bajamos la guardia, subimos la buena vibra, rebajamos el negativismo y el pesimismo lo archivamos en un closet.

 

No seremos John Lennon, pero nos imaginamos un mundo mejor. Por eso, intentamos hacer nuestra propia  lista de  propósitos para el año que se viene:

 

  • Nos conectaremos todos los días con Dios y con nuestro lado espiritual, antes que al wi-fi.
  • Intentaremos engordar para ganar algo de simpatía.
  • Mandaremos a la mierda ese espíritu de pájaro. Ni una borona ni una migaja más.
  •  Seremos un poco más pánfilos, es decir, más ingenuos, más lentos, más crédulos y más ilusos.
  • Dejaremos de ser ángeles. Tendremos sexo.
  • Perfeccionaremos nuestro poliamor para quererla más de cinco veces.
  • Miraremos la luna a lo lejos hasta que caiga en nuestra ventana.
  • Intentaremos balbucear el inglés, pero entenderemos mejor el español.
  • Curso rápido para entender los silencios.
  • Dejaremos de ser ese ternero al que le gusta la leche.
  • Sin dudas: o nada o vuela.
  • Nuestra revelación. Nuestra rebelación.
  • Oídos sordos para las palabras que nunca llegarán.
  • Perderemos el miedo para no encontrarlo nunca más.
  • Nuestras promesas vendrán con fecha de vencimiento, pero con sello de garantía.
  • Cambiaremos de aire para tomar un respiro.
  • Criticaremos menos, pero propondremos más.
  • Seremos mejor expareja que pareja.
  • Lloraremos mirando hacia adelante.
  • Cerraremos las grietas, pero abriremos las ventanas.

 

En resumen, que nos pase todo lo bueno y lo no tan bueno lo podamos esquivar…

Mauricio Liévano

“Me gustan los juegos de palabras. En realidad más los juegos que las palabras”. Fundador de Atardescentes

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