Separar la verdura de la carne

Los  colombianos atravesamos un momento coyuntural, difícil, histórico si se quiere. Hemos llegado hasta acá, producto de malos gobiernos, políticos ladrones, pensadores mediocres y personas del común anodinas  e indolentes. Cada quien se situará donde le de la gana.

 

Hablar de los primeros es llover sobre mojado, pero de los otros, es tal vez lo que nos toca porque en esa bolsa estamos muchos, porque nos gusta exigir mucho y dar bien poco, despotricar contra el gobierno de turno ( con razón generalmente) y hacernos los locos con nuestros deberes.

Hemos llegado hasta acá, producto de malos gobiernos, políticos ladrones y pensadores mediocres

Para decir, debemos saber, por lo que tal vez lo primero que nos toca es informarnos con responsabilidad para emitir opiniones que construyan. Nuestros medios dan grima pero la situación no es nada nueva. Desde La Bagatela de Antonio Nariño, nuestros medios han tenido agenda propia. Los periódicos, revistas, radios y programas de televisión más populares- es decir los que nos gustan a la gran mayoría-  han sido, con pocas excepciones, gobiernistas, defensores del statu quo, servidores del empresariado, banales y parcializados.

 

Hoy, El Tiempo y Portafolio defienden  todo aquello que tenga que ver con el sistema financiero, La República  todo lo que tenga que ver con  gaseosas  e ingenios azucareros y el Espectador y Noticias Uno defienden dignamente una información medio imparcial. Semana y la W barnizan su tendencia gobiernista con islas independientes como Coronell, la Duzán, Caballero, Felix de Bedout o el mismo Yamit Palacio, que no dejan de ser eso; islas.  ¿O es que alguien podría dudar lo que piensa Julio Sánchez que entre comentarios morbosines, entrevista a sus amigos o a los amigos de sus amigos y a los que no, simplemente los ignora o les da palo?. De Blu, Caracol, el canal RCN, La FM, el Canal Caracol, El Colombiano o el País, mejor ni hablar.

Nuestros medios siempre han sido gobiernistas y parcializados

En las redes sociales, que es la otra fuente de información de muchos colombianos, la situación es más dramática porque allí se miente con descaro, se inventa con sevicia, se embauca con  frescura y se repica sin criterio o peor aún, se repite sin medida, lo que dicen los medios que ellos mismos critican, lo que nos lleva a estar en medio del mar embravecido con una barca agujereada y con dos palitos de paleta como remo.

 

Tal vez, solamente nos queda separar con un mínimo criterio, la escoria de la alhaja, la mierda de las flores, pensar antes de hablar, callar para no decir lo que no sabemos ni nos consta, dejar de lado nuestros odios viscerales para tratar de construir un país que se nos deshace entre las manos.

*Carlos Mancera, comunicador y profesor universitario

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