Miro por el ojo mágico de mi puerta. Me gana la curiosidad. Es mi vecino que entra. No sé cómo se llama. No me importa. Ahora sólo veo una pared, una cerradura y un tapete lleno de polvo. Por mi ventana entra el sol. La gente pasa. Alcanzo a ver el final de la […]
Todos los presidentes, en cualquier parte y en cualquier tiempo, suelen creer, en su infinita vanidad, en su inmodestia desbordada, que están ahí para mandar, para resolver, para disponer, para orientar. Líderes, se alcanzan a llamar. Pobrecitos. Que alguien les diga que no, que venga que no es pa`eso, que parcerito abra bien los ojos,[…..]