Son tiempos oscuros, lo sé. Y por eso, resulta de alguna manera saludable ese afán positivo que recorre nuestros días. En las redes, en las tiendas, en las filas de los bancos y hasta en la congestión de Transmilenio, se respira una aspiración válida y respetable de gritarle al mundo que se está bien, que
El mundo se complicó de tal manera, que todos necesitamos alguien que nos guíe. Por eso, en cada esquina aparecen genios y gurúes, muchos, gente seria y otros pocos, gente vana. Como en el almuerzo, hay que separar, el pollo de las verduras… […..]