En Colombia, es mucha la sangre que ha corrido. Tanta muerte inútil, tanta víctima infecunda, tanto dolor, tantas lágrimas, tantos padecimientos, tanto cadáver insepulto y tanta rabia aun sin enterrar, tanta palabra tonta y sin sentido. Decía ayer el padre De Roux, el padre bueno, el padre de mirada tranquila y el pulso firme,[…..]