No tengo pruebas, pero tampoco tengo dudas, que las personas que más amo, no me leen. Mis hijas por despiste y ella, por desgano. Soy feo de los no tan feos. Soy tímido, no bailo, no tengo plata, no sé bailar. Tengo la leve impresión que si no escribiera aún sería virgen. Cuando escribo soy
Cincuenta y tres años es mucho tiempo. Eso nos llevábamos mi papá y yo. Nunca fuimos muy cercanos. Por delante de mí había seis. Ni jugábamos ni hablábamos. A duras penas sabíamos quién era el otro y nos dábamos un abrazo seco en los cumpleaños. Sin embargo, hasta hace muy poco, muy poquito en realidad,[…..]