El arte de reinventarse, de reintentarse, es cuestión de filigrana y como el viejo oficio del kintsugi japonés, la idea es embellecer lo roto, reparar lo resquebrajado, hermosear lo agrietado sin negar los avatares de la vida porque al fin y al cabo, el que no llora, no sana.
Una pareja que no se ría, está condenada al fracaso, porque puede faltar la plata o la comida pero nunca los motivos para reírse. La risa nos salva, nos empuja, nos anima, nos ayuda, nos hace ser mejores.
Insomnio, el podcast de Atardescentes que cuenta la historia de emprendedores, sus sueños, sus miedos, sus fracasos, sus éxitos. En esta oportunidad estamos con John Cuchigay, dueño del emprendimiento Tienda Púrpura, especializada en mascotas.( www.tiendapurpura.com.co)
La empatía se ha puesto de moda. En un mundo lleno de egos y vanidades, de falsedades y mentiras, de egoísmos e inmodestias, ser empático se ha vuelto políticamente correcto. Y eso está bien, porque de alguna manera nos hace más llevadera la existencia, o por lo menos, nos quita una que otra culpa. […..]
La clave del mercado del usado es asumirse como tal, por más engallado que uno se encuentre. Querer pasar como nuevo, no sólo es un error, sino un pasaje al despeñadero. Los usados realistas son ingenuos, pero no tontos, es decir que se acercan con total desaprensión, pero tampoco se dejan meter los dedos a la[…..]
Los besos, como las palabras cariñosas, no son para todos y por eso el concepto de besar bien o besar mal no existe porque lo que hay son besos que se sienten y besos que se fingen.
En estos tiempos de selfies e instagram pareciera que el mundo va bien encaminado. A juzgar por lo que se ve, la mayoría tiene la vida resuelta. La alegría y la buena onda priman, porque todo es risa y bienestar.
Somos una suma de poquitos, una inmensa red de cicatrices que vamos entretejiendo en medio de las dudas y caídas porque a veces no importa el tamaño del roto sino la calidad de los remiendos.
A los colombianos, solamente nos gusta relacionarnos con aquellos a los que les vaya bien, porque somos arribistas, interesados y «picados».





