Generic selectors
Coincidencias exactas únicamente
Buscar un título
Buscar contenido
Post Type Selectors

El hechizo musical de «Novela»

Corría 1988, y un Fito Páez de apenas 25 años, con el pelo revuelto y el alma encendida, soñaba con crear una ópera rock que rivalizara con gigantes como Quadrophenia de The Who o Tommy de Pete Townshend. La idea era descomunal: una historia fantástica, un lienzo sonoro donde el rock se fundiera con lo orquestal, lo narrativo y lo teatral. Pero los recursos no estaban, el mundo no estaba listo, o quizás Fito aún no había encontrado el conjuro perfecto. Así, Novela quedó guardada en un cajón, como un manuscrito encantado, mientras algunas de sus canciones se colaban en otros discos, como pequeños hechizos sueltos.

Casi 35 años después, en 2024, el sueño se materializó. Grabado en los míticos estudios Abbey Road de Londres y en Madrid, Novela es un doble álbum conceptual que despliega 25 canciones en poco más de una hora. Es una obra que no pide permiso, que se planta en un mundo de singles efímeros y géneros urbanos para decir: «Aquí estoy, y vengo a contarte una historia».

La Universidad Prix y el amor como magia

La trama de Novela nos traslada a la Universidad Prix, una institución ficticia dedicada a la brujería, ubicada en el corazón del agujero negro TON 618, el más grande del universo conocido. Sí, Fito no juega en las ligas menores. En este escenario cósmico y circense, conocemos a Maldivina y Turbialuz, dos aprendices de brujería con una misión: orquestar un romance perfecto entre Loka, la hija del dueño de un circo, y Jimmy, un guitarrista de pueblo con más sueños que cuerdas en su guitarra. Lo que sigue es un torbellino de magia, traiciones, hechizos fallidos y un mensaje final de amor triunfante que, como siempre en Páez, se siente tan personal como universal.

La narrativa está hilvanada por la voz de la actriz Lorena Vega, que actúa como una suerte de narradora omnisciente, una guía que nos lleva de la mano por este universo de cuerdas, vientos y pianos endiablados. Las canciones, como «Maldivina y Turbialuz», «Argentina Es Una Trampa», «Balas y Flores» o el cierre luminoso de «Sale el Sol«, son piezas de un rompecabezas que no se conforma con sonar bien: quiere contarte algo, quiere que sientas.

Un banquete sonoro y visual

Musicalmente, Novela es un festín. Fito abraza el rock clásico, el pop expansivo y los arreglos orquestales con una ambición que recuerda a los grandes discos conceptuales de los setenta. Hay pianos que galopan, guitarras que rugen, cuerdas que lloran y vientos que susurran. Es un sonido grandilocuente, sí, pero nunca gratuito: cada nota parece estar al servicio de la historia. Y si la música es un hechizo, el arte del disco es el libro de magia que lo contiene. Diseñado durante más de seis años, el arte de Novela está lleno de símbolos, guiños y secretos que invitan a los oyentes a perderse en sus detalles, como si fuera un mapa estelar.

Originalmente, Novela soñaba con ser una película, un largometraje que llevara esta historia al cine. Aunque eso no ocurrió, el álbum no se siente como un plan B. Es una experiencia inmersiva que desafía la escucha superficial, que te pide que te sientes, que respires hondo y que te dejes llevar por sus 70 minutos de duración.

El eco de «Maestra Vida»

No es la primera vez que un artista latinoamericano se atreve a construir una ópera musical. En 1980, Rubén Blades lanzó Maestra Vida, una obra que él mismo describió como «folclore de ciudad latinoamericana». Aquel disco, considerado la primera ópera salsa, narraba una historia de vida, amor y lucha con un trasfondo social, usando la salsa como vehículo para reflejar las contradicciones de América Latina. Novela comparte ese espíritu: ambos son discos que trascienden el formato tradicional, que mezclan música con narrativa literaria y que buscan capturar algo esencial sobre la experiencia latinoamericana, aunque en claves distintas. Mientras Blades usaba la salsa para hablar de la calle, Fito usa el rock orquestal para hablar de los sueños, el amor y la magia.

Fito, el eterno narrador

Novela no es solo un disco; es un capítulo más en la carrera de un artista que nunca ha tenido miedo de soñar en grande. Fito Páez, con sus 61 años, sigue siendo ese pibe de Rosario que cree en el poder de las canciones para construir mundos, para sanar heridas, para conjurar demonios. En un tiempo donde todo parece efímero, donde las canciones se consumen como stories de Instagram, Novela es un acto de resistencia. Es un recordatorio de que la música puede ser más que un fondo sonoro: puede ser una galaxia, un hechizo, una historia que te cambia.

 

 

LEAVE REPLY

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *