James Carville fue un asesor y estratega de la campaña presidencial de Bill Clinton y a quien se le atribuye la frase, “Es la economía, estúpido”. Igual opinaba Carlos Marx. Y tenían razón. Nos guste o no, la economía es el eje central del mundo en qué vivimos. Obviamente, Colombia no podía estar por fuera de esta ecuación y por eso, la pregunta obvia es hacia dónde va nuestra economía, cuáles son sus retos, más aún ahora que estrenamos Ministro de Hacienda y Crédito público.
- Hacer que la economía crezca más y de verdad
En 2024, según el DANE, la economía colombiana creció un 1,7%. Para ponerlo en perspectiva, entre 2000 y 2019 solíamos crecer alrededor del 4% anual, lo que ayudaba a que hubiera más plata circulando y más oportunidades. Ahora, los expertos del Banco de la República y el FMI dicen que en 2025 podríamos llegar a un 2,5% o 2,9%, y en 2026 tal vez a un 3%. No es un desastre, pero tampoco es suficiente para resolver problemas grandes como el desempleo o la pobreza.
¿Por qué no crecemos más? Hay sectores clave que están flojos. La industria manufacturera, que incluye fábricas de ropa, comida o muebles, cayó un 1,3% en 2024. Las minas, como el carbón y el oro, se desplomaron un 7,1%, afectadas por menos demanda y precios bajos. La construcción, que antes jalaba obra y empleo, tampoco levanta cabeza. Si no se inyecta plata en estos sectores, con proyectos o incentivos, el crecimiento va a seguir lento, y eso significa menos trabajo y menos ingresos para todos.
- Controlar la inflación para que la plata alcance
La inflación mide cuánto suben los precios de lo que compramos: comida, transporte, servicios. En 2024 cerró en 5,2%, una mejora frente al 13% de 2023, pero sigue alta si la comparamos con el 3% que el Banco de la República tiene como meta. Según BBVA Research, en 2025 podría bajar a 3,8%, y en 2026 a 3,4%. Eso suena bien, pero no es tan simple.
El desafío está en que hay cosas que pueden descontrolarla. Por ejemplo, si el gobierno sube el salario mínimo mucho o decide aumentar el precio de la gasolina (que sigue siendo un tema caliente), los costos de todo suben y la inflación no baja como queremos. Para alguien con una pensión o un ingreso fijo, esto es un golpe duro: si el mercado se pone caro, cada peso rinde menos. Y aunque las tasas de interés del Banco de la República han bajado un poco (están en 8,5% en marzo de 2025), todavía no es suficiente para aliviar del todo.
- Conseguir más empleo, pero empleo decente
El desempleo en 2024 estuvo en 10,2%, según el DANE. Para 2025, se espera que baje a 10%, y para 2026 a 9,7%. A primera vista, parece una buena noticia, pero hay un pero grande: más de la mitad de los trabajos en Colombia son informales. Eso significa que mucha gente está en la calle vendiendo, manejando moto o haciendo lo que pueda, sin salud, sin pensión, sin estabilidad.
¿Por qué es un reto? Porque los sectores que antes daban empleo formal, como la minería y la industria, no están contratando como antes. La minería, por ejemplo, depende de exportaciones que han caído, y la industria no tiene suficiente inversión para crecer. Si el gobierno o las empresas no meten plata en proyectos grandes —carreteras, fábricas, tecnología—, no vamos a ver más trabajos de calidad. Y eso afecta no solo a los jóvenes, sino a cualquiera que quiera un ingreso seguro.
- Arreglar las finanzas del gobierno
El gobierno tiene un problema serio: gasta más de lo que recauda en impuestos. En 2024, el déficit fiscal (la diferencia entre lo que entra y lo que sale) fue del 4,5% del PIB, según el Ministerio de Hacienda. Para 2025, hay presión porque se necesitan fondos para reformas como la pensional, que busca mejorar las pensiones, o para enviar más plata a las regiones con la reforma al Sistema General de Participación.
Si no se recauda más —y la reforma tributaria de 2022 no ha dado todo lo que se esperaba— el gobierno tendrá que pedir prestado. Eso sube la deuda, y el dólar, que BBVA proyecta en $4.350 para 2025, se encarece. Un dólar alto hace que importar comida, maquinaria o medicinas cueste más, y al final lo pagamos todos en el supermercado o la farmacia. El reto es encontrar un balance: gastar en lo que importa sin dejar un hueco imposible de tapar.
- Dejar de depender tanto del petróleo y el carbón
Históricamente, Colombia ha sacado mucho billete del petróleo y el carbón. Pero en 2024, la extracción de carbón cayó un 18,8%, afectada por menos demanda mundial y el giro hacia energías limpias. El petróleo sigue siendo un pilar (representa cerca del 40% de las exportaciones), pero sus precios son una lotería: suben y bajan sin aviso.
El desafío para 2025-2027 es diversificar. Hay sectores con potencial, como la agricultura, que creció un 9,5% en 2024 gracias a cultivos como café, aguacate y flores, o el turismo, que trae dólares con visitantes extranjeros. Pero para que esto funcione, hace falta inversión en carreteras, tecnología y promoción. Si no nos movemos rápido, podemos quedarnos rezagados mientras el mundo cambia.
¿Qué podemos esperar?
Los próximos dos años no serán un caos total, pero tampoco una maravilla. Hay chance de mejorar si se invierte en sectores clave, se controla la inflación y se buscan nuevas formas de ganar plata como país. Para ustedes, que han visto tantas épocas, esto puede significar ajustar el presupuesto en casa, estar pendientes de los precios y quizás presionar un poco para que las cosas se hagan bien. No es cuestión de alarmarse, sino de entender qué pasa y cómo nos afecta