Los aranceles son como un impuesto que un país pone a los productos que vienen de fuera. Imagina que compras algo de otro país y, al llegar a la frontera, el gobierno te dice: «Para que esto entre, tienes que pagar un extra». Eso es un arancel. Suena simple, pero tiene un impacto grande en cómo funciona el comercio entre países.
¿Para qué sirven los aranceles?
Los gobiernos usan los aranceles por varias razones. Primero, para proteger a las empresas locales. Si los productos extranjeros son muy baratos, las fábricas o agricultores de un país podrían quebrar porque no pueden competir. Con un arancel, esos productos de afuera se vuelven más caros y la gente prefiere comprar lo que se hace en casa. Segundo, es una forma de ganar dinero: el gobierno cobra ese «impuesto» y lo usa para sus gastos. Y tercero, a veces se usan como arma política, para presionar a otros países en negociaciones o disputas.
Los aranceles de Estados Unidos y el mundo
En los últimos años, Estados Unidos ha puesto aranceles fuertes, especialmente a países como China. Por ejemplo, bajo el primer gobierno de Donald Trump, se impusieron aranceles a cosas como el acero, los paneles solares y hasta las lavadoras chinas. Ayer, con Trump de nuevo en el poder, los aranceles han subido aún más. Ahora hay un 125% a bienes chinos y un 10% mínimo a casi todo lo que entra de otros países, con tasas más altas para algunos como Vietnam (46%) o India (26%). Esto empezó a aplicarse esta misma semana.En otra decisión incomprensible, Trump se retractó y anunció una tregua de 90 días en la imposición de estos impuestos, excepto los de China.El martes, utilizó la expresión «says countries are ‘kissing my ass’ over tariffs»,(los países me están besando el trasero» por los aranceles) lo que retrata de cuerpo entero, el desprecio que siente por sus anteriores socios comerciales.
Esto ha sacudido la economía mundial. China, por ejemplo, respondió con un 84% de aranceles a productos estadounidenses, como una especie de venganza comercial. Otros países, como los de la Unión Europea, acordaron este miércoles elevar los aranceles a un amplio paquete de productos procedentes de EE UU un 25%, con el voto en contra de Hungría. Es como un juego de «tú me pegas, yo te pego». Esto sube los precios para todos: las empresas pagan más por materiales, y al final, nosotros, los consumidores, pagamos más en la tienda.
¿Hacia dónde va la economía?
Con estos aranceles, el mundo está cambiando. Algunos creen que podría haber menos comercio global, porque los países empiezan a desconfiar y prefieren producir todo en casa. Otros piensan que surgirán nuevos acuerdos entre naciones para evitar a EE.UU., como ya se ve con Europa y Asia buscando alianzas. Pero también hay riesgos: si los precios suben demasiado, la gente compra menos, y las economías podrían frenarse. Incluso hay expertos que dicen que podríamos estar cerca de una recesión si esta «guerra comercial» sigue creciendo.
En resumen, los aranceles son una herramienta poderosa. Pueden ayudar a un país a protegerse, pero también pueden encender peleas comerciales que nos afectan a todos. Hoy, 9 de abril de 2025, con EE.UU. subiendo sus aranceles al máximo, el rumbo de la economía mundial es incierto. Lo único claro es que el carrito de la compra nos va a costar un poco más.
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