Las vainas que uno piensa

Por alguna razón, esta semana tuve que desconectarme por completo de la tecnología. Cero celulares, cero internet, cero computadores, que, en tiempos de hoy, es convertirse un poco en ermitaño. Lo que en un comienzo iba a ser un día raro, terminó siendo un momento maravilloso que me regalé.

Y no es que me pusiera a hacerme el manicure – nunca- o que me hiciera una mascarilla –menos-. No. Simplemente caminé por un parque cercano, cociné, oré, reflexioné mucho, limpié algunas cosas y leí.

 

Estar desconectado, es un poco volverse un ermitaño

 

Hace muchos años no me lloraba un libro. Me pasó con “Lo que no tiene nombre”  donde Piedad Bonnet habla acerca del suicidio de su hijo, pero que a la larga es una hermosa reflexión sobre la vida. Dice que a pesar de lo cerca que estuvo de él, hubo muchas cosas que entendió después de muerto y otras, se quedaron en la duda para siempre.

Yo, un tipo que caviló un pan francés, terminé atrapado en mis pensamientos, preso de mis miedos, confinado en mis especulaciones, encerrado en mis dudas. Y mis lágrimas.Me di cuenta que, en el fondo, nadie me conoce por completo, ni siquiera los seres que más amo. Es que ni yo, que todos los días me descubro. O cambio de opinión.

Yo soy un tipo que me cavilo un pan francés

Nunca he sido un tipo abierto. Y no hablo tan solo de  compartir las claves de mis insignificantes tarjetas débito o mis deudas por impuestos o cómo desbloquear mi celular, que no, sino tal vez de cosas más profundas como mis deseos no cumplidos, los perdones que no he dado, los dolores que acumulo, la paz que encontré al hablar con el Dios en el que yo creo, que además, no necesita intermediarios,  mis lágrimas y risas, las ideas que defiendo, mis deseos póstumos,  o de cosas más banales y fútiles  como mis canciones o libros preferidos, mi colección de vinilos y de tenis, las cosas que disfruto, los dulces que me como a escondidas de los otros y así. Y no es su culpa. Ni la mía.  Saben, lo poquito que les muestro, bien porque no sé hacerlo de otro modo o porque simplemente, así me da la puta gana.

Y no es que yo sea un tipo raro o especial. Mirando en perspectiva, todos hacemos lo mismo. Parcelamos lo que somos, mostramos de a puchitos, goticas de nada, porque entregarse por completo es desnudarse ante los otros y son pocos, muy poquitos, los que se atreven a correr sin ropa por la calle. Pedacitos y fragmentos que nadie puede unir.

Serrat, un tipo sabio lo dijo el siglo pasado…

“Si la muerte pisa mi huerto

¿quién firmará que he muerto

de muerte natural?

¿Quién lo voceará en mi pueblo?

¿Quién pondrá un lazo negro

al entreabierto portal?

¿Quién será ese buen amigo

que morirá conmigo,

aunque sea un tanto así?

¿Quién mentirá un padrenuestro

y a rey muerto, rey puesto…

pensará para sí?

¿Quién cuidará de mi perro?

¿Quién pagará mi entierro

y una cruz de metal?

¿Cuál de todos mis amores

ha de comprar las flores

para mi funeral?

¿Quién vaciará mis bolsillos?

¿Quién liquidará mis deudas?

A saber…

¿Quién pondrá fin a mi diario

al caer

la última hoja en mi calendario?

¿Quién me hablará ente sollozos?

¿Quién besará mis ojos

para darles la luz?

¿Quién rezará a mi memoria,

Dios lo tenga en su Gloria,

y brindará a mi salud?

¿Y quién hará pan de mi trigo?

¿Quién se pondrá mi abrigo

el próximo diciembre?

¿Y quién será el nuevo dueño

de mi casa y mis sueños

y mi sillón de mimbre?

¿Quién me abrirá los cajones?

¿Quién leerá mis canciones

con morboso placer?

¿Quién se acostará en mi cama,

se pondrá mi pijama

y mantendrá a mi mujer,

y me traerá un crisantemo

el primero de noviembre?

A saber…

¿Quién pondrá fin a mi diario

al caer

la última hoja en mi calendario?”

En fin, las vainas que uno piensa…

“Me gustan los juegos de palabras. En realidad más los juegos que las palabras”. Fundador de Atardescentes

COMMENTS

  1. Mucho gusto como te llamas????

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