Los atardescentes estamos de moda porque hemos perdido el miedo a envejecer o porque nos hemos vuelto descarados o porque hemos entendido que las arrugas tienen su lado sexy. Es claro que la madurescencia nos ha ayudado a salir del closet donde nos dejamos arrinconar por una sociedad que todo lo considera desechable, reemplazable y
Mariana tiene 55 años, un esposo que la llama «pequeña» aunque ya no la mira a los ojos, dos hijos que se fueron de casa pero siguen mandándole memes por WhatsApp, y una carrera que cualquier mujer envidiaría: gerenta de una multinacional, de esas que llegan a reuniones con tacones que suenan como tambores de[…..]