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La clave del mercado del usado es asumirse como tal, por más engallado que uno se encuentre. Querer pasar como nuevo, no sólo es un error, sino un pasaje al despeñadero. Los usados realistas son ingenuos, pero no tontos, es decir que se acercan con total desaprensión, pero tampoco se dejan meter los dedos a la boca.




