Los puntos suspensivos

Acá lo he dicho varias veces. Defiendo las segundas oportunidades, la terceras y en general las que sean necesarias. Creo firmemente que hay parejas que necesitan afinar sus métodos y sus técnicas, porque muchas veces no se trata de falta de amor, sino  falta de comprensión y tolerancia. Estoy hablando, siempre , de relaciones donde no medie la violencia física o el abuso.

 

Volver a intentarlo suele ser un milagro que trae consigo un hecho inapelable: la opinión de los demás, que se sienten con derecho  a decir, a juzgar, a calificar, a adjetivar y a decir. No los bajan de inmaduros, de torpes, de tóxicos, de precoces y bisoños.

Muchos lo hacen desde el amor genuino que sienten por los dos, pero otros, los hacen desde la mala leche, la suficiencia, el ego y la necesidad de no aguantarse las ganas de opinar. Con un agravante, desconocen el hecho simple del amor, que si bien puede ser difícil, borrascoso, complicado y turbulento, les pertenece a los que están involucrados. A nadie más.

 

Yo defiendo las segundas oportunidades.Y las terceras y las cuartas y las que sean necesarias

 

Sólo ellos lo entienden, sólo ellos lo saben, sólo ellos  tienen claro si vale la pena o no, si tiene posibilidades, si hubo errores y perdones, si hay amor y en últimas, si les da la gana, que es lo que en realidad es importante.

Los demás podrán decir, argumentar, opinar, hablar, criticar, incluso alentar, pero, aunque nadie pueda negar que muchas opiniones pueden traer consejos sensatos y juiciosos, los que deciden si lo intentan, o no, son los que están involucrados

Muchos quisieran ver los puntos finales. Otros le apuestan a los puntos suspensivos.

Elena Villalba

Me gusta el sexo oral y escrito. Bloguera especialista en la condición humana

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