La diferencia entre el humor y el chiste es la misma que hay entre el amor y el sexo. Chiste y sexo, chascarrillo y polvo, cualquiera, pero el humor – y el amor- exigen su dosis de inteligencia y de talento. Si tienen límite o frontera, es una pelea vieja, cuya respuesta sólo la tiene […]
El arte de reinventarse, de reintentarse, es cuestión de filigrana y como el viejo oficio del kintsugi japonés, la idea es embellecer lo roto, reparar lo resquebrajado, hermosear lo agrietado sin negar los avatares de la vida porque al fin y al cabo, el que no llora, no sana.