Lejos están los días en que comprar en el D1, era una actividad casi vergonzante.Hoy, los datos más reportan que, en 2024, D1 registró ingresos por $19,44 billones de pesos colombianos, lo que representó un crecimiento del 11,57% respecto a 2023. Tiendas D1 es actualmente la empresa de retail más importante del país, superando a competidores tradicionales como Grupo Éxito y Tiendas Ara tanto en ventas como en crecimiento y cobertura nacional
Y en las góndolas de Tiendas D1, se está gestando una pequeña revolución. No es un cambio ruidoso, de esos que llenan titulares, sino uno silencioso, de copas que se alzan en cenas improvisadas, en brindis familiares o en esas noches donde el vino se convierte en el mejor compañero de una conversación. Aquí, en los pasillos de D1, el vino ha dejado de ser un lujo lejano para convertirse en un placer al alcance de todos, con precios que no hacen temblar el bolsillo y una calidad que sorprende incluso a los paladares más exigentes.
Una oferta para todos
La oferta de vinos en D1 es un reflejo de lo que el colombiano promedio busca hoy: calidad sin pretensiones, sabor sin complicaciones y, sobre todo, un precio que no obligue a sacrificar el mercado de la semana. Con botellas que rara vez superan los $30.000 COP, D1 ha logrado democratizar el consumo de vino en un país donde, hasta hace poco, esta bebida se asociaba más con ocasiones especiales que con el día a día. Tintos, blancos, rosados y espumantes conviven en sus estanterías, ofreciendo una variedad que satisface desde el curioso que apenas se inicia en el mundo del vino hasta el conocedor que busca una ganga sin renunciar al gusto.
Quinta Las Cabras: El rey de la góndola
Si hay un nombre que resuena entre los clientes de D1, es Quinta Las Cabras. Esta marca chilena, con su epicentro en el Valle de Cachapoal, se ha convertido en el estandarte de la oferta vinícola del supermercado. Su Carmenère Reserva, elaborado en la zona de Peumo, es el favorito indiscutible, con su sabor profundo y equilibrado que conquista paladares por apenas $16.950 a $22.000 COP. Pero no es el único: su Cabernet Sauvignon Reserva, proveniente del Valle del Rapel, se lleva las palmas como la mejor relación calidad-precio según los consumidores. Por $22.000 COP, este tinto ofrece una experiencia que en otros comercios podría costar hasta $40.000, un testimonio de cómo D1 ha sabido leer el mercado y ofrecer productos que no solo son accesibles, sino también respetables.
No es casualidad que Quinta Las Cabras sea la marca más reconocida en D1. Sus variedades, que incluyen también Malbec y Sauvignon Blanc, además de espumantes como Chardonnay y Rosé, combinan cepas clásicas con una producción cuidada que resulta en vinos fáciles de disfrutar. Son el acompañante ideal para una carne asada, un plato de pasta o una tarde de Netflix con amigos. Y si la popularidad se mide en ventas, el Carmenère Reserva se lleva la corona, siendo el tinto más comprado por los clientes, que valoran su intensidad y su precio imbatible.
Pinta Negra: El portugués que seduce a Colombia
No todo en D1 es chileno, sin embargo. Desde Portugal llega Pinta Negra, un vino que ha sabido ganarse un lugar en el corazón (y las copas) de los colombianos. Con un precio cercano a los $22.950 COP, este vino ha sido galardonado con la Gran Medalla de Oro en el Concurso Mundial de Bruselas, un reconocimiento que lo pone en el radar de los entendidos. Pero lo que realmente lo hace destacar es su versatilidad: disponible en botella y en formato Bag in Box de 3 litros, es perfecto tanto para una cena íntima como para una reunión familiar numerosa. Este formato, práctico y económico, ha sido clave para su éxito, especialmente entre quienes buscan calidad sin complicaciones logísticas.
Más allá de las marcas
La selección de D1 no se queda en Quinta Las Cabras y Pinta Negra. Hay espacio para el Malbec argentino, el Lambrusco italiano con su chispeante frescura, o los rosados como Los Rios, ideales para una tarde cálida. También están los vinos italianos como Mannara, que aportan un toque de elegancia europea sin romper la alcancía. Los precios, que oscilan entre $16.950 y $26.950 COP, aseguran que haya algo para cada ocasión, desde un brindis espontáneo hasta una cena cuidadosamente planeada. Y para quienes prefieren la practicidad, muchas botellas vienen con tapa rosca, un detalle que elimina las barreras del sacacorchos y hace del vino una experiencia aún más accesible.
El vino en Colombia: Un mercado en ebullición
El auge de los vinos en D1 no es un fenómeno aislado. Colombia está viviendo un romance creciente con el vino, con un consumo per cápita que ha pasado de 0,3 litros anuales hace dos décadas a 1,2 litros hoy, y proyecciones que auguran un aumento exponencial para 2025 y más allá. El mercado, que en 2024 alcanzó los 197,2 millones de dólares, espera crecer a un ritmo del 4,2% anual hasta 2034, cuando podría llegar a los 285,57 millones. Bogotá y Medellín lideran este boom, concentrando más del 70% del consumo, pero el interés se expande a otras ciudades, impulsado por una clase media que ve en el vino no solo una bebida, sino una experiencia cultural.
Las tendencias para 2025 son claras: los colombianos están buscando vinos más sostenibles, orgánicos y de baja graduación alcohólica, reflejo de una conciencia creciente sobre la salud y el medio ambiente. Los vinos blancos y rosados ganan terreno, especialmente entre los jóvenes, que también están interesados en conocer la historia detrás de cada botella. En este contexto, D1 está bien posicionado, con una oferta que no solo es económica, sino también diversa y alineada con estas nuevas demandas.