Gatos callejeros

Solamente se escucha el ruido del avión. Hay una luz intermitente. No sé si es una estrella fugaz o las luces de las alas. O el sueño. Vuelo de regreso después de haber sido feliz en Buenos Aires. Me hace falta Juanita. Lloro.

 

Miro por la ventana. Pienso en lo que viene. A lo lejos, en el cielo se traza una línea. Debe ser lo que los poetas llaman utopía. O esperanza. Como los estudiantes de mayo del 68, soy realista y por eso pido lo imposible.

Escucho “Sueños de elefante” de Alejandro Lerner:

“Quiero sueños de elefante

Quiero un mundo que se anime a soñar

No quiero como era antes

Aquí y ahora, sé que lo voy a lograr

Quiero ver sonrisas en la gente

Quiero un cielo permanente y vivir en libertad

Quiero regalarte este momento

Quiero un mar de sentimientos por toda la eternidad”.

Pocas veces tengo un plan y cuando lo tengo, no lo cuento porque creo que se sala. Improviso. No todo es método. A veces sirve la maña. Cualquier cosa puede pasar, pero estoy mamado que sea cualquier cosa. Ando. Me equivoco. Caigo. La línea recta es el camino más corto, pero la aventura está en las curvas. Soy banal, fútil, inane, pandito, en fin, soy todo lo feliz que puedo ser. Otra vez Elvira Sastre- ¿qué va a ser de mí cuando ella se canse de escribir?: “Uno no deja de esperar porque se canse, uno deja de esperar porque cesa el ruido al otro lado y las raíces se secan”.

Hay personas que planean un tinto. Yo no. No quiero eso. No me veo, no soy yo. Soy caótico y confuso. Enredado y confundido, casi, casi, un gato callejero. No quiero que me entiendan. Tan solo que me quieran, lo cual sucede poco ( que me entiendan, que me quieran,que me entiendan y me quieran -muy poco- ).

La línea sigue ahí. Entre más avanzo, más se aleja. Galeano, que pocas veces se equivocaba, dijo que “si camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. Entonces, ¿para qué sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar”.

Que no tenga un plan, no quiere decir que no sepa lo que quiero: Que me entiendan. Que me quieran. Que me entiendan y me quieran.

A lo lejos se ve Bogotá. Pienso en Manuela. Lloro.

Mauricio Lievano

“Me gustan los juegos de palabras. En realidad más los juegos que las palabras”. Fundador de Atardescentes

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