Helado de macadamia

 

Nos gustaba el helado de macadamia, pero en realidad nos gustaba más el sexo. A veces íbamos a un centro comercial a comernos un helado y a mirar vitrinas. Siempre yo, ponía mi cara de ponqué para pedir que nos dieran más almendras. Eran pequeños placeres que nos dábamos, bobadas que disfrutábamos o por lo menos así se sentía.

El sexo, en cambio, era entregarnos por completo, era la mejor forma de expresar lo que sentía el uno por el otro, sin miedo, sin máscaras, sin pena, sin egoísmo, sin pensar que el mundo se pudiera estar cayendo. Era amor en toda su extensión.

 

Nos gustaba el helado de macadamia, pero en realidad nos gustaba más el sexo.

 

Lo hicimos muchas veces, pero aún hoy siento que nos quedó faltando, porque siempre fue una experiencia nueva, un descubrimiento en medio del placer de los gemidos, un renacer en la agonía de un orgasmo.

Ame cada poro de su cuerpo y él del mío. Lo recorrí con suavidad, pero también con toda mi sensualidad alborotada, con toda mi sexualidad a punto de estallar. Aún me emociono y me humedezco al recordar su cara de placer y recrear en mis oídos, sus gritos de emoción.

 

Nos desvestíamos lentamente, aunque las urgencias fueran muchas.

 

Nos gustaban nuestros cuerpos. Amábamos desvestirnos lentamente, aunque las urgencias fueran muchas. Poco a poco, él me quitaba la ropa y me caminaba lentamente. Sabía bien lo que me fascinaba y lo hacía con amor considerado. Muchas veces, su único placer fue ver mi cuerpo cimbrearse. Y lo amé, lo amé por eso y por muchas otras cosas más. Y al final, siempre la risa, siempre las maromas, para evitar manchar la cama.

Hacer el amor fue una de las muchas cosas buenas que tuvimos y que disfrutamos hasta el final de nuestros días como pareja. Si hoy lo viera, no sería lo mismo, porque lo nuestro fue mucho más que sexo consensuado. Lo haría, sin duda, porque la atracción sigue siendo irresistible, pero el amor anda por ahí de tumbo en tumbo. Sería, tal vez como un helado de macadamia, al que le faltan las almendras…

Flore Manfrendi

Ecléctica y bizarra. Codirectora y bloguera

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