En la travesía de la vida, las relaciones humanas se entrelazan como hilos en un tapiz, creando patrones únicos y significativos. Cada encuentro, cada vínculo, es una oportunidad para explorar nuestra propia humanidad y crecer en conjunto. La capacidad de conectar profundamente con otro ser humano requiere valentía y autenticidad. Es en la vulnerabilidad donde
Te extraño, pero eso no tiene nada de extraño. Debe ser esa crema de manos que dejaste olvidada en la caja de remedios que me traje y que ayer, arriesgando mi cordura, destape, esparciendo tu recuerdo. Ni siquiera sé a qué huele, pero sé que huele a ti. El dolor no se borra, no es[…..]
El amor siempre termina siendo una circunstancia, que a veces termina convertida en distopía, porque generalmente llega a nuestra puerta sin llamarlo para cambiarnos la existencia, no sin antes revolcarnos. Y es que el amor es una cosa y las relaciones de pareja, otra. El amor depende de uno y hace parte de nuestro libre[…..]
Mi novio tiene el culo plano, pero igual lo amo y me muero por él. Aunque es un buen deportista, por alguna razón sus piernas han ido perdiendo poder y sus nalgas están más caídas que imagen de alcalde entregando mandato. Se viste bien, aunque desviste mejor, pero sus pantalones le cuelgan como un gancho.[…..]
Hay días en que el aire se siente más denso, como si cargara el eco de todas las palabras que no dijimos y de las que, tal vez, nos arrepentimos. Vivimos en un tiempo extraño, uno donde las pantallas dictan veredictos y los dedos, veloces, trazan líneas entre el «sí» y el «no», entre el[…..]
Mariana tiene 55 años, un esposo que la llama «pequeña» aunque ya no la mira a los ojos, dos hijos que se fueron de casa pero siguen mandándole memes por WhatsApp, y una carrera que cualquier mujer envidiaría: gerenta de una multinacional, de esas que llegan a reuniones con tacones que suenan como tambores de[…..]
Amo ser mujer. No me veo siendo hombre y no porque tenga nada contra ellos, porque los amo y me encantan, sino porque cada día me miro al espejo y me gusta lo que veo. Saboreo mi forma de ver el mundo: Compleja, amorosa, sensible, sensual, perceptiva, alterable, erótica, afectuosa, inteligente, segura, elegante, entrañable, colérica y[…..]
No nos digamos mentiras. En condiciones normales y a riesgo de generalizar, las mujeres no pedimos perdón. No estamos hechas para eso. Hay algo en nuestro ADN, que nos impide reconocer nuestros errores. Y no es que nos equivoquemos menos. No. Tampoco que seamos infalibles, ni que nos las sepamos todas. Lo que sucede es[…..]
Solía jugar un juego que llamábamos “personas, animales y cosas”. Era una especie de scrabble, o como dirían los jóvenes de hoy, un Worldle. Consistía en decir una letra y buscar nombres de personas, animales o de cosas que coincidieran. En fin. Hoy, a nuestra edad adulta, tal vez podríamos jugarlo pero en otro sentido, porque en nuestra vida[…..]
Debo confesarlo. Me encantan los chistes malos y entre los malos, este: Iba un tenedor hablando con un cuchillo por la calle, cuando de repente por la otra acera apareció una cuchara. Ptss, ptss, Cuchara!!! Heyyy, Cuchara, cuchara.. El cuchillo le dijo al tenedor: Parece que no escuchara… En realidad, más que los chistes malos[…..]