Imagínense una tarde cualquiera de finales de los 80, de esas que olían a lluvia reciente y a pan recién salido del horno. La televisión, esa caja mágica que reinaba en las salas de las casas colombianas, se llenaba de colores y de una melodía que parecía salir de un sueño infantil: “Con mis Gudiz
Esta semana cumplo 61 años y creo haber sido un tipo muy feliz, pero al que se le notan mucho las tristezas. Nací en una familia clase media en la que nunca sobró nada, pero tampoco faltó mucho. Fui el menor de siete hermanos por lo que mi niñez y mi adolescencia prácticamente las viví[…..]