Apagón

Suena “Fuego en el 23” de la Ponceña. “Se nos quemó la casa, Marcela, se nos quemó la casa”. Extraña coincidencia. Por la ventana veo el monte arder…

La soledad debería ser como cuando se va la luz: salir a comprobar si solo somos nosotros o es en toda la cuadra. No sé. Tal vez pueda ser una epidemia porque el ego, la soberbia y la bobada suelen ser un virus invisible. Pérfido, alevoso y miserable. Divago. Oro. Pienso. Tengo las manos de mi madre. Las mismas manchas, las mismas arrugas. Hace ya cuatro meses que se fue, aunque yo me hubiera despedido hace años.

La soledad es una muralla que he ido construyendo con los años. Me la he ganado. La luna llena, mi cama vacía. Este frío en los pies no es gratis. Tiene su trabajo, su mérito, porque el mundo de hoy, la sociedad en la que vivo, me exige cierta dosis de maldad y de soberbia, de egoísmo y de arrogancia. Tremenda tontería la mía haber creído en esa bobería.  Tanto querer hacer lo que me daba la gana para terminar durmiendo con medias. Es difícil escribir algo que no haya escrito ya un borracho, dice Luna Miguel.

 

La luna llena. Mi cama vacía…

 

Décadas de malas decisiones, errores y deslices. Se me han ido de las manos – de esas manos que se parecen a las manos de mi madre- oportunidades importantes, alguna que otra cosa material y personas. Sobretodo, personas. Me doy contra la pared por no  haber escuchado, por no haber dicho, por no haber aceptado, por no haber luchado lo suficiente. Y también por todo lo contrario. Todo dolor tiene el insomnio que se merece porque el hechizo nos llega una sola vez. El resto son pequeños trucos de magia.  Bukowski dice “y cuando nadie te despierta por la mañana, cuando nadie te espera en la noche y cuando puedes hacer lo que quieras, ¿cómo lo llamas? ¿Libertad o soledad?”

Soy mis otros. Los que están, los que son y los que se han ido. Sanar duele y da culillo porque la sabiduría es una tortuga. No renuncio, porque la resignación adormece y mata. Y lloro, porque llorar es la esperanza. En todas las casas de mi cuadra, hay luz. En la mía, una velita.

El cerro sigue ardiendo. “… unos dicen que fue a la una y yo les digo que fue a las tres, hay fuego en el 23”.

Mauricio Lievano

“Me gustan los juegos de palabras. En realidad más los juegos que las palabras”. Fundador de Atardescentes

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