Las mujeres y el perdón

No nos digamos mentiras. En condiciones normales y a riesgo de generalizar, las mujeres no pedimos perdón. No estamos hechas para eso. Hay algo en nuestro ADN, que nos impide reconocer nuestros errores.

Y no es que nos equivoquemos menos. No. Tampoco que seamos infalibles, ni que nos las sepamos todas. Lo que sucede es que generalmente actuamos convencidas de que las cosas son como las pensamos y no hay evidencia que nos pruebe lo contrario. Por eso, no sentimos la necesidad de disculparnos, lo que de paso, no nos hace tampoco, malas personas.

 

Nos es que nos equivoquemos menos, ni que seamos infalibles

 

Sin embargo, como todo hay que decirlo, muchas mujeres carecemos de mirada periférica , lo que nos impide ver opciones diferentes a las nuestras y lo que hemos decidido o juzgado, pocas veces lo cambiamos. Ese toquecito de arrogancia, tampoco deja ver el daño que causamos o el dolor que producimos en los otros, lo que de alguna manera, minimiza la necesidad de disculparnos. Y no. Una palabra mal dicha, un comentario a destiempo, una acción inesperada, pueden dañar a los demás.

En caso extremo, preferimos los perdones genéricos: perdón por todo lo que hicimos, que es otra forma de no pedir perdón por nada. Confiamos en el tiempo y en nuestra capacidad infinita de seguir adelante con la vida porque entendemos que no hay que quedarse con las cosas que pasaron sino mirar a lo que venga por venir.Cambiamos de página con facilidad lo que, por ejemplo, no les pasa a los hombres que duran resentidos tiempos largos, lo que de paso, les asegura la rabia y el dolor, pero eso es otro tema, lo mismo que nuestras antipatías y rencores,  de  las que  hablaremos otro día…

Flore Manfrendi

Ecléctica y bizarra. Codirectora y bloguera

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