La sanadora

Ella me escuchó como si no hubiera nadie más en el planeta. Tenía esa forma de mirar que no interrumpe, que no pesa, que apenas roza. Le dije que en las tardes de lluvia me buscaba a mí mismo. O a mi sombra. O a nadie. No sé. Nos vimos en una cafetería pequeña con

Tomándome un café con mi conmigo

Hace dos años me iba a morir. Y no. Hace seis meses me quise morir. Y tampoco. Y hoy estoy aquí sentado tomándome un café con mi conmigo. La semana pasada descubrieron una fuga de agua en un tubo interno de mi apartamento y para arreglarlo han tenido que tumbar muros y paredes. Y yo,[…..]

El despiste y el desgano

No tengo pruebas, pero tampoco tengo dudas, que las personas que más amo, no me leen. Mis hijas por despiste y ella, por desgano. Soy feo de los no tan feos. Soy tímido, no bailo, no tengo plata, no sé bailar. Tengo la leve impresión que si no escribiera aún sería virgen. Cuando escribo soy[…..]

Un hombre de letras

Cincuenta y tres años es mucho tiempo. Eso nos llevábamos mi papá y yo. Nunca fuimos muy cercanos. Por delante de mí había seis. Ni jugábamos ni hablábamos. A duras penas sabíamos quién era el otro y nos dábamos un abrazo seco en los cumpleaños. Sin embargo, hasta hace muy poco, muy poquito en realidad,[…..]