Acabo de almorzar.Apenas rozo el meridiano. La oscuridad es como de seis de la tarde, tanta que ya me volvió a dar hambre. Obvio. Recurro al postre que nunca falla:un bocadillo con leche.
Y es que hace rato, desde siempre tal vez, descubrí el poder de lo simple y lo sencillo. El cuerpo no me da, la mente no me alcanza, la cara no me aguanta, para fingir lo que no soy – lo he intentado, obvio, pero he sido un gran fracaso-. La gente se enamora de mí por lo que soy y dejan de amarme por lo mismo.
Un país como el nuestro, es un país lleno de bufones y peleles, que se jodió cuando dejamos de jugar por la gaseosa y convertimos la vida en la batalla diaria por ser la vaca que más caga. Nos encanta presumir lo que no somos,aparentar lo que no tenemos, simular lo que no hemos hecho,decir lo que no sabemos y fingir lo que no sentimos.Gran parte de mi vida jugué ese juego. Hoy, me quedo con mis poquitos que son la suma de muchos y, que a la larga, son mi gran riqueza. Soy un tipo de blujeans y tenis,malhablado, malpensado, pero nunca mal tirado, que no baila, que no sabe inglés, que viste bien y desviste mejor. Un tipo de fiar( en la tienda de esquina), de letras ( y pagarés),regular hijo,buen esposo y mejor papá.Sensible, llorón,amoroso, amable, que muestra sus costuras y sus sueños, un tipo dulce que por alguna extraña razón, termina convertido en tres cucharadas seguidas de arequipe Alpina, porque la gente necesita cierta dosis de malparidez y gaminería que tal vez no tengo y espero no tener.Soy un fácil:Me enamoran con el olor a pan caliente, una pastillita de Jumbo Jet o un paquete de galletas en la mesa de la cocina para que me las coma a escondidas de los otros.No cumplo nada que no pueda prometer.Suelo no pedir nada, pero lo hago saber.Creo que la mejor caricia es que me rasquen la espalda o que me besen sin motivo. He sido amado y mucho. Hay personas que te invitan a sus sueños y yo siempre estoy dispuesto a acompañarlas en ese vuelo.Prefiero el amor al sexo, la fritanga al sushi,el perdón a los permisos y el asado a los cocteles.Soy un tipo reservado- aunque aún no descubro para quién- y los emputes se me notan.
No leí – y tal vez no lo haga- ni el Principito, ni El Quijote, ni a Focault, ni a Hegel, ni a Barthes. Soy más de Galeano, de Benedetti, de Sabines, de Cortázar y por supuesto, de Elvira Sastre y de Casciari. Soy Marxista, línea Groucho. Me gusta Homero y Socrates ( Homero Simpson y Socrates Brasileiro Sampaio, obvio).En fin, soy un ecléctico, un pedacito de otros, un poeta, si se quiere, que paga sus cuentas y sus deudas, un motel chiquito de una sola pieza,capaz de reírme de mí mismo (o a pesar de).
En fin.Pido perdón las veces que sea necesario y cambio lo que tenga que cambiar. Los que me quieran, que me quieran como soy y los demás, los demás, que sigan su camino porque uno solamente debe estar donde es querido.