Uno no sabe lo que tiene hasta que se trastea. Mi nuevo apartamento está lleno de cajas de libros, de platos, de ropa, de recuerdos, de errores del pasado y de otras vainas que no sirven. Todos tenemos unas medias rotas, unos zapatos viejos y un saco desjetado. Ahora divago, que, de un tiempo para acá, se ha convertido en mi deporte favorito.
Una nueva vida, una nueva ventana. Nuevos ruidos, nuevas historias. Nuevos miedos, nuevos afanes. Un nuevo comienzo. No hay certezas. La vida se nutre de las incertidumbres que sembramos cada día. En realidad, no soy más que un ser roto buscando el pedacito que me falta. Me declaro en obra negra. Llevó mucho tiempo cosechando lluvias como para pensar que no florecerán las tempestades. Renacer es bonito, pero dueeele.
En medio del desorden, discuto con Lala. Una caja mal puesta, una palabra mal dicha. A veces se nos confunde el amor, a veces se nos refunde el humor, pero al final- como en cualquier trasteo- en alguna caja aparecen. Pienso que toda lucha es posible, pero toda pelea es estéril. Desgastan, corroen, carcomen, muerden, consumen y matan de a poquitos. Me tomo un café, que me alivia un poco.
No tengo mucho, pero lo tengo todo. Doy gracias. Nunca he sido muy religioso. Durante mucho tiempo dije que era católico, pero la verdad es que mi moral era de caucho y un poco distraída. Creo en Dios, agradezco y pido, pido como limosnero en Transmilenio, pero he aprendido que todo tiene su tiempo, todo tiene su espacio y las personas pueden demorarse, pero siempre llegan. Nadie está preso, nadie está atado y cada quien se va como puede. O como quiere, pero si se queda, por lo menos hay que sonreír para que el universo no se confunda. Si Dios no fuera paciente, hace rato me hubiera bloqueado como hace uno en redes o en el corazón, con las personas que no quiere, porque para pedigüeño, para impaciente y para llorón, yo.
Hoy no sé si soy mejor o peor, porque a la larga todo es cuestión de perspectiva. Soy disfuncional, rebelde, complejo, insurrecto, revoltoso, juguetón, inconforme, travieso y enredador, pero en general, intento no joderle la vida a nadie. Una mezcla extraña.
De la caja de libros rescato “Baluarte” de Elvira Sastre: “A ti podría decirte que para mí cualquier lugar es mi casa si eres tú quien abre la puerta”.
El sol entra por mi nueva ventana. Era el sitio que quería. Lala es el lugar donde siempre quiero estar…