Mis fantasmas son recuerdos, ritos esotéricos, juegos de nostalgias. O de melancolías. Mis fantasmas son la versión adulta del ángel de la guarda.Casi, casi, un cataclismo. Mis fantasmas suelen ser como seré yo cuando me muera. O cuando me vaya o cuando simplemente ya no esté para tocar la piel de quien me quiso. Por
Siempre he sido un tipo reservado. El problema es que aún no sé bien para quién ni en qué circunstancias. El caso es que mi forma de ser, taciturna y silenciosa, introvertida y abstraída, me ha regalado una fama de malparidez intermitente. Y no. Mi ángel de la guarda, mi dulce compañía, tal vez[…..]
El silencio suele ser mi terminador, es decir, la línea que separa mis noches de mis días, pero como dice Benedetti, hay pocas cosas tan ensordecedoras como el silencio. En una sociedad ruidosa y bullangera, estrepitosa y rimbombante, hemos privilegiado las palabras y los gritos, porque sentimos la necesidad de decir, de aullar y de[…..]
La nostalgia y la melancolía tienen que ver con la memoria y un poco, la tristeza. Ninguna admite la rabia, que es un salto al vacío que nos empuja sin alas al rencor. Suelen ser un llamado a lo que fue, a lo que ya no está, a lo ausente, pero siempre, siempre, desde el[…..]
Fue un sábado – corto, tal vez – hace ya casi cuarenta años. Recién entrado a la universidad, más perdido que encontrado, la invitación a jugar fútbol resultó un bálsamo. Era una oportunidad única para lucirme con los que serían mis compañeros de vida durante los siguientes cinco años. No hubo necesidad, porque al fin[…..]
La inmortalidad es una utopía. Creer que la vida eterna es una posibilidad, que la derrota de la muerte es viable, tiene que ver más con la fe que con la misma realidad. La inmoribilidad, en cambio, es la eventualidad de vivir en el recuerdo de la personas, en el corazón de los demás, en[…..]
Hay personas en la vida que nos marcan, sin apenas darnos cuenta. Esta semana me di cuenta. Con Fernando no nos parecemos en nada. O en casi nada. Sin embargo, casi 25 años después lo volví a ver y me reconocí en él. La vida nos puso en caminos diferentes y las únicas referencias que[…..]
La diferencia entre el humor y el chiste es la misma que hay entre el amor y el sexo. Chiste y sexo, chascarrillo y polvo, cualquiera, pero el humor – y el amor- exigen su dosis de inteligencia y de talento. Si tienen límite o frontera, es una pelea vieja, cuya respuesta sólo la tiene[…..]
Nuestro espíritu gregario aparece cada día. Nos pegamos de un Transmilenio lleno, de un trasteo un sábado lluvioso a las siete para sentirnos parte de algo, porque a pesar de que nos ufanamos que solos todo lo podemos, en realidad nos gusta el grupo y la gavilla para ser. Nos gusta putear en grupo, ser[…..]
Afuera sigue lloviendo. Desde niño me ha gustado el sonido de las gotas en las calles encharcadas. Puede ser ese toque de nostalgia que me evoca o, tal vez, porque de alguna manera se parece al de una empanada que se fríe. Y es que algo va del frío a los inviernos y de la[…..]