En algún momento pretendimos ser la aristocracia del barrio. Creímos ser lo mejor de nuestra especie y por eso cometimos errores sin recato y sin siquiera una gota de arrepentimiento simulado. Algunos fuimos orgullosos, engreídos, vanidosos, fatuos, pedantes y fantoches. Otros, un poco tontos y aburridos, sosos, anodinos, baladíes y casi, casi, insubstanciales. Nos
El 2022, está acá a la vuelta y el compromiso es enorme. Es mucha la tarea por hacer y en realidad lo que estamos necesitando es un verdadero líder. Sin embargo, la verdad verdadera es que carecemos de uno, aunque ese es un lastre que llevamos desde hace mucho tiempo, porque los que han[…..]
Deshacerse de un libro es un proceso doloroso, algo así como decirle adiós a una persona que se va muy lejos y tal vez no volverá. No voy acá a decir que he sido un gran lector o que hubo un libro que cambió mi vida, porque como las personas que conozco, tal vez[…..]
No me gustan muchas cosas. Ni Uribe, ni Duque, ni Marta Lucía, ni Carlos Holmes. No me gusta el Centro Democrático, no me gusta Trump, no me gusta la godarria, ni mucho menos, el abuso policial. No me gusta lo que significan las jerarquías de la iglesia, de la milicia, de la intelectualidad. Me maman[…..]
Nos separó medio siglo. Cuando yo nací, mi papá ya había vivido dos guerras mundiales, una gripe española, un bogotazo y seis hijos más. Por eso, tal vez nos conocimos poco, porque eran muchas más las cosas que nos separaban que las que nos unían, en el sentido estricto de la palabra. O mi[…..]
En Colombia, lo que se hereda no se hurta, siempre y cuando no haya un abogado de por medio y por eso, el delito ( y el privilegio) de sangre sí existe y funciona para arriba y para abajo. No nos echemos cuentos, ni nos llamemos a engaños. En nuestro país, ser hijo de[…..]
Soy Liévano de nacimiento pero la historia de mi padre será para otro día Quimbay no es un apellido común y la historia cuenta que es una derivación de los Quimbaya, algo así como su versión pobre, porque dicen que los tipos tenían mucho oro. El caso es que por cuenta de mi apellido sufrí de[…..]
Los atardescentes, los vintagenarios, los madurescentes, somos una especie de clase media, con todas sus características: arribistas, aspiracionales, confundidos y olvidados. La generación vintagenaria, situada en la franja que araña los 45 y los 60, vivimos en una especie de marasmo, que a veces confundimos con la baba, porque no hemos aprendido a reconocer lo[…..]
Los miedos son una especie de huella digital, como la nariz de un gato. Cada cual tiene los suyos, que lo diferencian de todos los demás. Juzgar el miedo de los otros es como criticar un pequeño lunar en medio de los dedos de los pies. Es tan personal, tan nuestro, tan único y tan[…..]
Son tiempos oscuros, lo sé. Y por eso, resulta de alguna manera saludable ese afán positivo que recorre nuestros días. En las redes, en las tiendas, en las filas de los bancos y hasta en la congestión de Transmilenio, se respira una aspiración válida y respetable de gritarle al mundo que se está bien, que[…..]