No sé en qué parte de la cadena alimenticia los hombres entendieron que a nosotros nos gustan los piropos. A mi se me paran las tetas pero no del deseo sino de la rabia. Odio los piropos callejeros. Son invasivos, denigrantes, deshonrosos, degradantes, vergonzosos. No me gustan los requiebros de los obreros que hemos
En estos tiempos de angustia y desempleo, cada quien se gana la vida como quiere. O como puede. Sin embargo, no sobra separar las pepas de la pulpa, porque no todo rebusque es emprendimiento, ni viceversa y eso no es bueno o malo, ni mejor ni peor. El primero se caracteriza por ser un[…..]
Me he equivocado mucho, lo sé. Sin embargo, no son muchas las veces en que no pedí perdón, porque siempre he creído que al hacerlo reparo en parte el daño hecho y porque de alguna manera me ayuda a ser mejor. Sin embargo, a veces me he pasado al otro extremo dejándome atrapar por […..]
El emprendimiento es una forma de vida, tan válida y tan posible como el empleo. Siempre llega por dos vías: la necesidad o el descubrimiento. En esta época de pandemia, no hay duda que aparte de la muerte y la enfermedad, uno de los grandes damnificados ha sido el empleo por el paro en[…..]
En Colombia, lo que se hereda no se hurta, siempre y cuando no haya un abogado de por medio y por eso, el delito ( y el privilegio) de sangre sí existe y funciona para arriba y para abajo. No nos echemos cuentos, ni nos llamemos a engaños. En nuestro país, ser hijo de[…..]
Cuando entendemos que nada nos llega más tarde que el saber que era demasiado tarde, no nos queda más que enfrentar la realidad de asumir que no pudimos.
Si algo me ha gustado de esta cuarentena, es no tener que salir a la calle a aguantarme los acosos y las insinuaciones de tanto galán de vereda que abunda por acá. No sé en qué parte de la cadena alimenticia los hombres entendieron que a nosotros nos gustan los piropos. A mí, por lo[…..]
Los atardescentes, los vintagenarios, los madurescentes, somos una especie de clase media, con todas sus características: arribistas, aspiracionales, confundidos y olvidados. La generación vintagenaria, situada en la franja que araña los 45 y los 60, vivimos en una especie de marasmo, que a veces confundimos con la baba, porque no hemos aprendido a reconocer lo[…..]
Los padres nos gastamos la mitad de nuestras vidas enseñando a los hijos a volar y la otra mitad en mirarlos en el cielo, porque la verdad, verdadera, es que uno a los hijos nunca termina de parirlos, porque son una obra que uno hace y después moldea.
Creo que tal vez no existo, que soy tan solo una idea, aspirando a ser concepto. Por eso, ni me pasa, ni lo aliento, ni lo padezco y si así pasara, lo diría. Tampoco tengo el virus, ni ninguna enfermedad irreparable por lo que no me siento impedida para hablar del tema, ya que cada[…..]












